Un arroyo que transita por Boadilla lleno de sustancias psicotrópicas

Un arroyo que transita por Boadilla lleno de sustancias psicotrópicas

Hace poco el Ayuntamiento de Boadilla se quejaba de los ayuntamientos vecinos: en concreto de Alcorcón y Villaviciosa de Odón. Decían que esos consistorios no mantenían bien las zonas limítrofes y que quien pagaba el pato era Boadilla.

Efectivamente, así era, y en algunos casos así sigue siendo. Restos de botellones, lugares que parecen escombreras, suciedad. Muchas de esas cosas ya se han arreglado, especialmente en Villaviciosa, después del toque recibido por el alcalde boadillano.

Pero hay un pero. El otro día me fui a pasear al campo, muy cerquita de Boadilla, aunque propiamente el lugar por el que transitaba pertenece al Ayuntamiento de Villaviciosa. Es una zona detrás de los viveros de La Veguilla, por donde discurre el Arroyo de la Vega, el que hace unos años era un hilillo de agua maloliente. Ahora se pasea con tranquilidad y se puede acudir allí andando desde Boadilla.

Pero cuál sería mi sorpresa al advertir que las riberas del arroyo están llenas de una planta alucinógena, conocida universalmente desde la antigüedad, y no solo por la comunidad científica, por sus propiedades alucinógenas. Se trata del estramonio.

En concreto, afirma la OMS sobre esta planta que ha sido “utilizada tradicionalmente por los pueblos indígenas con fines muy diversos: inducir euforia, mejorar la sociabilidad, aliviar la angustia, como medicina o para inducir visiones Cuando estas plantas están de moda entre personas urbanas y cultas que experimentan con drogas, y que mezclan alguna de ellas con alcohol, cocaína, marihuana y otras sustancias psicoactivas, las reacciones pueden ser graves”.

En muchos lugares los responsables públicos lo saben y las arrancan. Es sabido que crece en huertas poco cuidadas, barbechos, bordes de los campos, escombros, graveras, junto a corralizas y construcciones rurales.

Adjunto unas cuantas fotos que he hecho para que sirvan de testimonio. Y no hay ni una ni dos, ¡la ribera del arroyo está plagada de ellas! Lo que quiere decir que la Confederación Hidrográfica del Tajo, dependiente del Gobierno de España, que es quien tiene la competencia de las orillas, debe conocerlo y tendría que actuar para evitar que sea tan fácil el acceso a plantas tan peligrosas.

Felipe Llera Hermoso

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