Oscar García, bajista de Celtas Cortos: «Las canciones son como nuestros hijos»

Oscar García, bajista de Celtas Cortos: «Las canciones son como nuestros hijos»
Óscar García es el bajista del mítico grupo de folk-rock de Valladolid Celtas Cortos. Nos recibe en la zona backstage durante la prueba de sonido del grupo, que se prepara para tocar por la noche en las fiestas de Boadilla.

Es curioso que la mayoría de la gente no tiene en mente como es esta parte del escenario, donde los músicos se preparan para salir y donde se organizan las fiestas de después del concierto. A pesar del glamour de algunas bandas, la zona backstage cuenta con cuatro casetas –como las que los aparejadores utilizan durante las obras– cercanas al escenario, y por dentro son de lo más austero: unas sillas, una mesa y como mucho un espejo; algunos entran y salen de ellas buscando el servicio. Es en una de estas casetas donde Óscar busca algo de intimidad para que podamos charlar con él un rato.

- Me llama la atención esto de que vengáis vosotros a hacer las pruebas de sonido antes de los conciertos, es algo un poco atípico entre grupos de un cierto nivel…

- Hombre, nosotros cuando tenemos muchos conciertos de seguido ha habido veces que no hemos hecho prueba, porque llevas el mismo montaje y tal. Pero este es el montaje nuevo, que tampoco se va a ver en muchos sitios, pero que aquí afortunadamente sí, y es el tercer día que lo vamos a hacer, pues sí que queremos asegurarnos de que va a ir bien.

- ¿Y qué es lo que vais a montar?

- Pues tenemos unas pantallas de leds –son en las que se proyectan las imágenes–, se han preparado ocho o nueve proyecciones audiovisuales específicos para los temas, que no hemos cogido de otros videos y tal, sino que lo hemos preparado para estos conciertos. Nos los ha hecho un colega rapero, que es fotógrafo y grafitero; se llama ‘El Hombre Viento’, es un artista, aunque está como una regadera. Nos hizo también la portada del ’20 soplando versos’. Es el primer año que hacemos un montaje así, aunque tal vez no hayamos elegido el mejor, porque el caché tiene que ser un poco más alto para desplegarlo y por la coyuntura económica en algunos sitios no se lo pueden permitir.

- Además es algo que impacta mucho al público, ¿no? Ver así un montaje chocante…

- Sí, y además vamos a estructurar el repertorio en tres bloques, que no es como he leído en algunos sitios que dicen: «El primero es un repaso al último disco, el segundo a todas sus instrumentales y el último grandes éxitos» –mientras explica esto lo escenifica con las manos–; sí que es verdad que el primero son nueve temas que van todos unidos, el segundo es instrumental y el último igualmente es de temas que vienen seguidos.

- Y de todas las canciones que tenéis, ¿cuál es tu canción preferida?
- Puf, pues eso para mí es como si me preguntases por mi hijo preferido; pues no puedo decirte cuál es mi hijo preferido, porque a todos los quiero igual. Además, cada disco pertenece a una época concreta del grupo, y en ese momento era lo que querías hacer y te sientes orgulloso de haberlo hecho. Pero vamos, que yo diría que hay canciones, como ‘La senda del tiempo’, que todavía hacen que se me erice la piel al tocarlas. Pero vamos, que no es que me parezca el mejor tema, además a ninguno; si le preguntas a cualquiera, no va a saber decirte.
Hay otro tema que se llama ‘República de sanjes’, que se compuso en una época en la que la banda tomaba muchos autobuses y tal y que refleja un poco la locura de aquella época.

- Oye, y el nombre del último disco, ’40 de abril’, es un poco significativo, ¿no?
- En realidad es un poco reírnos de nosotros mismos y de nuestra historia; ya sabes que ’20 de abril’ es uno de los temas más conocidos nuestros, y que tienes que tocar evidentemente, y que también nos ha reportado muchas cosas buenas. Es un poco: “¿Te gusta el 20? Pues toma el doble, 40” – risas–. La verdad es que la sorna y el humor están bastante presentes en nosotros.

- ¿Dirías que Celtas Cortos sigue la filosofía de ‘renovarse o morir’? A pesar de que ya sabemos que cuesta cambiar, respecto a lo que el público está acostumbrado.
- Si, siempre hay que intentarlo, aunque ya se sabe que con el público si haces algo muy rompedor, pues puedes romper demasiado –en este momento nosotros rompemos, pero a carcajadas–. Hombre, para este trabajo lo que sí que teníamos muy claro es que queríamos que la base fuera muy rock, así que, lo tiene; y digamos que la parte celta y folk está muy clara o determinada, yo creo que es el disco más celta que hemos sacado.

090627_celtas4.jpg- Una cosa muy significativa de Celtas Cortos es también ese deje melancólico que tienen muchos de los temas, casi nostálgico, como ‘Retales de una vida’ o ’20 de abril’.
- Hombre pues yo creo que Retales, lo bonito que tiene, que ha funcionado de la leche, ojala que siempre se pudiera dar con un tema así, tendríamos asegurada la vida para mucho tiempo. Yo creo que lo que tiene, al igual que ’20 de abril’, es que tiene un mensaje optimista o positivo, es decir, no te quedas con lo chungo, sino todo lo contrario…

- Claro, que miras para atrás y, aunque hayan pasado cosas malas, no te acuerdas de las cosas malas sino que…
- …sí, que es lo que se dice además en la canción.

- Supongo que una banda que lleva tanto tiempo como la vuestra, todo eso de los nervios de antes de subir al escenario ya ha desaparecido, ¿no?
- No… –hace una larga pausa mientras niega con la cabeza, con una leve sonrisa en el rostro– Hay días como hoy, o como el fin de semana pasado en Torrejón ante más de ocho mil personas, que estás con el montaje nuevo y tal, que tienes ahí los nervios; además, es que subes fuerte. Además, creo que es lo que de verdad importa, es decir, si no tuvieras un pelín de cosquilleo en el estomago… El público yo creo que se merece un respeto, cada día es un examen.

- ¿Y qué hacéis para sortear esos nervios?
- Bueno, pues antes de salir a escena nos reunimos en los camerinos para hacer un conjuro con un chupito en la mano, mirándonos a la cara y diciendo alguna parida que se nos ocurra, en cada gira tenemos una, aunque para esta no la tenemos muy definida; es una especie de grito de guerra para exorcizar a los malos espíritus. Recuerdo uno hace años que era: “Con dinero o sin dinero, hago siempre lo que quiero, pero sigo siendo el rey”.

- ¿Qué es lo más importante por lo qué hay que subirse ahora al escenario y concienciar a la gente?
- Siempre hay muchas cosas, hoy es la crisis esta, que ya está tan manida. Pues es una oportunidad única para cambiar las cosas, para cambiar las reglas de la economía. Pero bueno, se pasará, y no pasará absolutamente nada. Yo en concreto ahora estoy muy involucrado con unas bancas, que se llaman ‘bancas éticas y sociales’ en las que la gente mete su dinero y éste es utilizado para otras cosas, que no son las que nos venden ahora; el dinero es invertido en cosas que merecen la pena, y no para sacar rentabilidades salvajes. Bueno, yo ahora estoy muy metido ahí, no sé que será en un futuro.

- Pero antes de llamaros Celtas Cortos teníais otro nombre, creo que era Eurofolk…
- Sí, nos juntamos para presentarnos a un concurso en el que nos llamábamos ‘Colectivo Eurofolk’; madre mía, que nombre…. –dice, poniéndose una mano en la cara en señal de vergüenza, mientras estallamos a carcajadas–; en realidad formamos la banda en una actividad extraescolar del instituto, y este colectivo del instituto queríamos presentarnos al concurso, y no se nos ocurrió otra cosa.

- Y vuestro nombre actual…
- Pues viene porque el que era batería en aquella época, Nacho Castro, fumaba Celtas Cortos, y fue él el que lo dijo; además, fue uno de los aciertos.

- ¿Y no tuvisteis problemas con la tabacalera?
- Hubo su aquel por aquel entonces, la verdad es que nos dieron un toque; pero bueno, como la marca estaba a punto de desaparecer, pues ahí se quedó la cosa. Lo que pasa es que realmente ellos no tenían nada que hacer, porque no tenían patentado Celtas Cortos, era su tabaco sin filtro, y ni siquiera lo ponía en la cajetilla, era el ‘Vox populi’.

090627_celtas2.jpg- Voy a preguntarte sobre un tema un poco delicado: quería saber qué opinas sobre la piratería.
- Bueno, pues yo desde luego no tengo el mismo punto de vista que Ramoncín. Creo que lo que falla en todo este tema de la piratería es la industria: la industria es la que se ha equivocado. Ahora los discos están al mismo precio que hace 14 años, lo que tenía que haber pasado hace 14 o 15 años es que los discos tenían que haber estado como en Estados Unidos; yo fui a Nueva York en el año 92 y un disco valía la mitad que en España. Eso por una parte, luego yo creo que para un músico lo más importante es llegar a la gente; a nosotros ahora nos están escuchando gente en Colombia, y nuestros discos no se distribuyen allí.
»Por una parte, soy perjudicado por la perdida que suponen los derechos de autor, pero por otra, los músicos siempre hemos vivido del directo…

- Claro, porque a vosotros a lo mejor de un disco os llega del 1 al 10 por ciento…

- Efectivamente. Es una faena, porque es una industria de la que vive mucha gente y que ha creado muchos puestos de trabajo, pero sólo por eso; igualmente se destruyen puestos de trabajo porque vaya a fabricarse tal cosa a China o donde sea, y la gente no pone el grito en el cieno, aunque yo creo que también habría que ponerlo.

- ¿Qué es lo que la banda tiene en mente para el futuro?
- Pues de momento hacer una gira de teatros de enero a junio, tocando nuestros temas, pero adaptados al teatro: la acústica, llevar una pequeña escenografía. Parte del grupo tenemos la experiencia de la gira de “El alquimista loco”, un disco instrumental que hicimos, y la verdad es que los teatros supone mucho, pero también impone –aquí hace una leve pausa mientras me mira a los ojos y se escucha el violín de Alberto García de fondo mientras hace la prueba de sonido– porque la experiencia del teatro es algo aterrador; tocas y tienes la certeza de que a la gente le va a llegar, entonces, es un reto grande.

Una vez terminado nuestro encuentro con Oscar, intentamos salir del recinto donde el grupo está haciendo la prueba, pero no podemos: alguien ha puesto una valla para que nadie los moleste. Así que nos quedamos, y cuando acaban de probar el sonido y el grupo se dirige a la furgoneta para irse al hotel hablamos con Jesús Cifuentes sobre algunas cosas que nos habían quedado del todo claras.

090701_cifu.jpg- Jesús, creo que esto me lo tendrías que aclarar tú, porque eres el que compone las canciones. Esta melancolía tan característica de Celtas, ¿de dónde sale?
- Bueno…yo creo que a la hora de desarrollar la creatividad, el creador no encuentra muchas veces explicación. La verdad es que a largo plazo puede ser una tónica relativamente constante que en nuestra discografía aparezcan alusiones y revisiones en el tiempo, tanto mirando para atrás como para adelante. ¿Encontrarle una explicación? Pues yo no se la voy a dar. Supongo que muchas veces ciertas experiencias del pasado te traen melancolía, porque al fin y al cabo de lo que te nutres es del manantial de la vida; depende de la suerte que le haya tocado a cada uno pues esa mirada es de una forma.

- Ya, pero es que el componer canciones saca cosas que uno tiene dentro, es hasta una terapia que utilizan algunos psicólogos...
- ¿A sí? Interesante… Bueno, pues no sé, ya te lo he dicho. El tamiz depende la suerte que haya tenido cada uno, la ‘terapeútica suerte’.

- En contraposición a esto, también hablas en alguno de los artículos que tienes publicados en la web del grupo acerca de cómo afrontan las gentes de Latinoamérica la cuestión de la muerte, en la que hacen una fiesta.

- Sí, bueno, eso no es que me lo haya inventado yo. Es que en algunas culturas el hecho de que se acabe la vida se mira como una prolongación. Entonces, un poso de tristeza siempre hay, pero me parece más interesante pensar que, al fin y al cabo, no deja de ser un peldaño en toda la existencia que vamos dejando atrás.

- Esta pregunta se la he hecho también a Oscar: ¿Qué es lo más importante por lo que merecería la pena subirse al escenario a protestar?
- Supongo que la evidencia mayor es el absoluto desequilibrio social que hay, en el planteamiento de la justicia, en el reparto de los bienes, en la cual nuestros culos se aposentan en la opresión de terceros, que son la mayor parte; a todo eso hay que añadir el cambio climático, que es lo que generamos los que aposentamos nuestro culo en esa opresión. Yo creo que ese eterno desequilibrio es la voz nunca escuchada con respeto por toda la humanidad.

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