Olviden, definitivamente, amigos, esa imagen del alcalde de Boadilla del Monte, Antonio González Terol, adelantando por el carril bici a Contador, camino (por ejemplo) de la Moncloa, antes de amarrar su caballo de hierro justo en la misma fila que las berlinas de representación.
Borre, quien la tuviera, esa estampa de alcalde con más súperpoderes que los X-Men, pedaleando continuamente, a todas horas, contra lluvia y marea, más allá de cualquier adversidad conocida...Nadie dijo que eso fuera a ser así, así que no hagan ahora demagogia.
Ese mito, semejante al que Alternativa por Boadilla y PSOE ahora pretenden derrumbar, no se sostiene. Por fuertes que fueran sus piernas, ancha su espalda y potente su corazón sería imposible que alcanzara ciertas gestas. Ni la más incondicional de sus juveniles fans, si acaso fuera uno de los componentes de Auryn, le creería capaz de tales hazañas, ni siquiera con su bici... eléctrica.
Quienes han lanzado la acusación de los dos supuestos chóferes del alcalde seguro que también saben que eso no es así. Saben que esos conductores no son sino escoltas (policías municipales) que cobran las respectivas bonificaciones que les corresponden, tal como cobraría cualquiera de sus colegas en ese puesto. Saben que son dos escoltas para turnarse y así, entre ambos, cubrir el servicio los siete días de la semana. Saben que uno de los coches que conducen es de la Policía Local y el otro, de incidencias, no vehículos oficiales al servicio exclusivamente del alcalde. Saben que esos vehículos también se aprovechan para funciones de protocolo y cortesía... ¿Y saben que con su acusación perjudican no solo al alcalde, sino también al agente que en su momento, al parecer, detuvo al padre de Ángel Galindo (Alternativa Por Boadilla) por romper unos bolardos...?
