El arte del ballet de Pilar Domínguez y la doma de los hermanos Baena llenaron la plaza de toros

 

Apenas habían pasado unos minutos de las 22:00 horas de la noche, cuando se abrieron las puertas de la plaza de toros del recinto ferial de Boadilla del Monte para recibir al magnífico Ballet de Pilar Domínguez, junto a la Escuela de Equitación de los Hermanos Baena. En el marco de una plaza de toros donde no cabía un alfiler, los boadillenses pudieron disfrutar de un maravilloso espectáculo en el que la danza y la doma de  caballos se entrelazaron de una forma única.

Al ritmo de la música de ‘Flauta y compás’, los caballos cruzados y de pura raza española - Madroño, Bolero, Capricho, Plata, Xicte, Ecijano, Azor, Fígaro, Botín y Cazán -, en las disciplinas de Doma Clásica y Doma Vaquera, hicieron vibrar al público que llenaba las gradas. Durante todo el espectáculo hubo un predominio de la Doma Clásica, pudiendo observar diferentes ejercicios como el ‘passage’, ‘piaffe’, apoyos hacia las dos manos y piruetas directas. Estos ejercicios se realizaron  al paso, trote y galope, tal y como contempla este tipo de doma, logrando un total equilibrio y entendimiento entre jinete y caballo y unos movimientos puros y bellos. Además, cabe destacar la excelente compenetración entre las bailarinas - Pilar Domínguez, Alicia Moreno, Paki Moral, Leire Antón, Yolanda Fernández, Mercedes Morales, Beatriz Vázquez y Sara Gómez -  que bailaron con los caballos y jinetes tanto flamenco como danzas orientales.

Uno de los momentos más mágicos de la noche fue el homenaje al caballo Pegaso, en el que un jinete con un traje blanco de largas telas y con las riendas atadas a la cintura, manejaba el caballo con las piernas, mientras imitaba con sus brazos las alas del caballo Pegaso. Por su parte, los mayores aplausos se condensaron entorno a las 23:00 horas de la noche, cuando el jinete Borja Baena montaba un caballo manejándolo únicamente con las piernas, a la vez  que pedía los ejercicios necesarios a otro caballo, que iba en paralelo, con la única ayuda de unas riendas largas. De este modo, consiguió que los dos caballos se tumbaran en el albero, demostrando el alto nivel de doma de los equinos y arrancando así los aplausos de los espectadores. También hubo lugar para la Doma Vaquera, en la que un castaño, con la cola recogida, un nudo campero y vestido a la vaquera y el jinete con su traje de corto y acompañado de la garrocha, trasladaron al público hasta el campo y les hicieron recordar la faenas en el manejo de ganado a caballo.

Un chotis de 'Los Nardos' fue el encargado de poner punto y final a las casi dos horas de espectáculo con un cierre en el que bailarinas, caballos y jinetes se unieron para despedirse a lo grande.

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