Por haber sufrido insultos, vejaciones y amenazas por el simple hecho de haber ido a Manresa a ejercer un derecho absolutamente legal en España.
Al parecer, más de medio centenar de afiliados y simpatizantes del Partido Popular de Boadilla, que acudieron a la localidad catalana de Manresa para ejercer de apoderado en las elecciones autonómicas, fueron objeto de las iras de los nacionalistas.
Todo empezó cuando, a través de un medio de comunicación digital, se difundió la presencia de los mismos en los colegios electorales de la localidad, donde ejercían de apoderados junto a otros afiliados del PP del municipio catalán
A partir de ese instante, los voluntarios de Boadilla recibieron insultos personales como "fachas", "hijos de puta" o "había que pegarles un tiro" y se pudieron leer tuits con cosas como "mal paridos", "invasores", "colonizadores", "observadores internacionales", "chorizos", "fachas golpistas", "hijos del franquismo" e, incluso, les deseaban "un tiro en la nuca uno por uno y en una fosa".
