Sin embargo, y para asombro de todas las cadenas que estaban retransmitiendo en directo, en el globo no había nadie, ni el más mínimo rastro de ningún niño de 6 años. Seguro que más de uno se desilusionó al no tener su escena de acción, donde ya todos nos imaginábamos a los policías sacando al pobre niño moribundo y siendo trasladado por una ambulancia. Y es que ya lo predijo Matías Prats en su telediario: «a ver si resulta que el niño está escondido en un armario».
Y de la predicción a la realidad, ahora la pregunta es, ¿hasta dónde están dispuestos a llegar unos padres por obtener fama? Después de toda la expectación levantada, llega el momento de entrevistar a los padres y al niño en cuestión. Ahora la noticia no es qué ha pasado con el niño si no qué hay de verdad en este suceso. La alarma saltó cuando el pequeño Falcon Heene, que en realidad estaba escondido en el ático de su casa, declaró en una de las entrevistas mirando a su padre «Dijiste que lo hacíamos por el show». El padre intentó distraer la atención del comentario, sin embargo, visto lo visto, lo difícil ahora es no creer que todo haya sido un montaje organizado por los padres. En tal caso de confirmarse la estafa, las autoridades americanas estudian presentar cargos contra los padres por conspirar y contribuir a delinquir a un menor.
Esta vez, la cara de asombro se les quedaría a la familia Heene, y no a la audiencia. Y yo me pregunto, ¿tan mal estamos como para vender la imagen de nuestros hijos? ¿Tan fácil es engañar a los medios de comunicación? ¿Y a la sociedad? Cómo diría Obélix: «están locos estos americanos»
* Este diario no asume como propias las opiniones difundidas a través de las colaboraciones y cartas al director que publica.