Ya son bastantes los vecinos que se quejan a través de diversos medios sobre las cacas de perro en diferentes sitios del municipio.
Un ejemplo es una vecina que denunció recientemente un gran número de excrementos en los aledaños del colegio Teresa Berganza.
Para empezar tenemos a los dueños de los perros. Esto de no recoger los excrementos ya es vergonzoso, pero llegar el extremo de dejarlos cerca de zonas por las que pasan un gran número de niños todos los días es de juzgado de guardia. ¿Qué clase de comportamiento o educación es hacer este tipo de actos?
Si ya es desagradable encontrarte una "mina anti-persona" en una acera no me quiero ni imaginar lo que supone encontrarte con un "pastel" en zonas donde transita cantidad de menores. Esto es indignante.
Es primordial que este tipo de sucesos no se vuelvan a repetir y si es necesario pasar de la concienciación a la sanción pues adelante.
