Atónito me quede el pasado sábado cuando sintonicé por error La Sexta y vi a Ana Garrido, la extrabajadora del Ayuntamiento de Boadilla que quiso cobrar 6.000 euros más al año cuando más arreciaba la crisis. Es posible que la negativa del Consistorio a pagarle tal cantidad y que la justicia haya tumbado su pretensión sea el origen de las mentiras e incongruencias que Garrido lanzó en el programa de Atresmedia.
En días sucesivos me detendré en desmontarlas, pero hoy quiero centrarme en la dirección del programa, que haciendo gala de su talante (en la acepción zapateril del término) no dejó que el alcalde, Antonio González Terol, se pudiese defender de las graves acusaciones que Ana Garrido estaba lanzando.
Cualquiera que no supiese la historia de esta señora se pensaría que Boadilla es el Nueva York de los años de Al Capone. Nada más lejos de la realidad. Solo puedo calificar como indignante para los profesionales del periodismo que La Sexta Noche no solo no dejase intervenir a González Terol, sino que encima dijesen que se habían puesto en contacto con él. No todo vale, aunque las elecciones estén a la vuelta de la esquina.
