Tal vez los recién llegados, o quienes solo pueden disfrutar durante el año de Boadilla como residencial dormitorio, por aquello de la ajetreada rutina diaria... Tal vez se pregunten por qué tantos locales cambian de manos tan a menudo, cierran y vuelven a abrir pasado un tiempo...
Muy sencillo: el tránsito se explica por ese mercado inmobiliario artificial que unas pocas familias han creado, imponiendo un durísimo oligopolio de alquileres demasiado elevados con respecto al mercado real.
Esas pocas familias, unas cuantas, están perjudicando seriamente la actividad comercial en la localidad, manejando sin duda unos márgenes excesivos de beneficios, lamentablemente amparados en ese poder de concentración que impide el normal crecimiento de los negocios locales.
Es suya la gallina de los huevos de oro, desde luego... pero ya conocen la moraleja a la que conduce el soberbio cuento que trata y condena, recordamos, la desmedida avaricia.