Siesta, sol y tapas sería un apropiado reclamo turístico para las ciudades que como Madrid o Boadilla del Monte, que a eso vamos, carecen de playa. Y, a priori, ni siquiera se alejaría la oferta del turismo cultural, deportivo ni de aventura.
La tapa es, por supuesto, pura Cultura culinaria por cuanto aporta de creación en la gastronomía.
En cuanto al deporte, como cualquier español de buena crianza sabe, el codo se trabaja en la tapa más que en cualquier otra actividad deportiva conocida, incluido el sanísimo y exigente frisbee.
Por lo que respecta a la aventura, se esconde sin duda tras cada hallazgo de sabor, presentación o textura que nos puedan ofrecer en su platillo sobre la barra.
Si lo quieren comprobar (esto, y más) no dejen de acudir a la VIII Ruta de la Tapa de Boadilla del Monte, que se celebrará entre los próximos días 28 de noviembre y 1 de diciembre, evento en el que este año participan 38 establecimientos (un 12% más que el año anterior ) ofreciendo sus especialidades gastronómicas.
Hasta entonces, claro, les recomendamos un intensivo plan de entrenamientos. Confiamos en que sean disciplinados/as.