Más que de Horner, ése norteamericano de Okinawa que, según parece, se ha llevado la Vuelta Ciclista a España a los 41 años, en el mundillo ciclista se ha hablado estos días por aquí de un alcalde que no podemos nombrar sin evocar gestas de curtido escalador en durísimas etapas de montaña: González Terol.
El alcalde de Boadilla es un ejemplo que ya hemos reseñado aquí en otras ocasiones, y ahora ha obtenido el público refrendo, en EXPOBIKE, de la presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre.
"Ojalá todos lo hagan", animó Aguirre en su espontáneo halago, sin reparar, sin embargo, en que para afrontar tal reto de ir cada mañana en bicicleta a trabajar no solo se necesita músculo político para prescindir del coche oficial, sino auténtica forma física para mover las piernas. Pocos alcaldes españoles pueden, en verdad, alardear de ambas aptitudes. Bastantes, de ninguna de ellas. Y, sin ir demasiado lejos, tampoco abundan ejemplos como el suyo en las filas de la oposición.