Hoy me gustaría hacer un llamamiento a la cordura de los políticos de Boadilla que, en los últimos tiempos, han entrado en una especie de guerracivilismo absurdo del 'más eres tú' de imprevisibles consecuencias.
Boadilla sigue siendo un pueblo marcado en toda España por el desprestigio de unos pocos políticos que lo convirtieron casi en el paradigma de la corrupción. Y eso, aunque no lo parezca, tardará años en recuperarse. El prestigio se gana en 50 años de trabajo y se pierde en un solo día de sinvergonzonería. Y ahora parece como si sus políticos estuvieran empeñados en incrementar ese desprestigio.
No quiero decir con esto que no deba lucharse por la transparencia política o que se deje de denunciar la corrupción, digo que la política de Boadilla debe entrar en el camino de la cordura porque, de lo contario, le estaremos haciendo al pueblo un flaco favor.
