Hace un par de meses en esta misma columna, escribí que el esfuerzo que estaba haciendo la Corporación municipal de González Terol era ímprobo para devolver a Boadilla del Monte lo que nunca le debieron arrebatar gente del mal vivir o, mejor, del buen vivir pero al margen de la ley.
Algo, por otra parte, dificilísimo porque, señalaba, la oposición se empeñaba en lo contario. Mientras que Terol peleaba a brazo partido por prestigiar a un pueblo que merece ser prestigiado, la oposición se empeñaba en negarle la mayor. Señal lógica, por otra parte, de una oposición pueblerina y menor que no está en política para servir sino para servirse de ella y confunde el culo con las témporas.
Y el mejor ejemplo de lo que dije y digo es lo que sucedió en el acto protocolario, ocurrido hace unos días, de la firma de un convenio para llevar a cabo las obras de Rehabilitación del Palacio del Infante don Luis, por parte de la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de Boadilla del Monte. Y hablo, posiblemente, de la noticia más esperada por los boadillenses desde hace décadas. Tantas que ni me acuerdo. Porque, hasta ahora, ninguna corporación municipal había hecho algo tan importante.
Y lo que ocurrió fue que, en una falta absoluta de fair play político, esa absurda oposición ni siquiera asistió al acto de la firma. Ni por cortesía. Ni por Boadilla. Ni por un mínimo respeto a la presidenta de de la Comunidad Esperanza Aguirre y a todas las autoridades presentes como el vicepresidente Ignacio González, el viceconsejero de Asuntos Generales de la Presidencia Borja Sarasola, el viceconsejero de deportes Javier Hernández, el director general de Asuntos Europeos y Cooperación con el Estado, Borja Corominas, y la directora general de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid Laura de Rivera.
¿De qué va esta impresentable oposición-castaña?
Eso quisiera saber yo y todos los ciudadanos de Boadilla. Porque si el PSOE y APB no son capaces de alegrarse de un hecho tan importante para el pueblo, si no son capaces de mostrar el más mínimo respeto a las instituciones y a quienes las representan, ¿qué se puede esperar de ellos? Es más, no me explico aún cómo se les podía llenar la boca, tantas veces, diciendo que había que recuperar el Palacio del Infante Don Luis. Sin duda, la capacidad para la demagogia de esta pandillita de concejales de APB y PSOE, que forman la oposición en Boadilla, es infinita.
Debo repescar del paquete, porque así es de bonhomía, la presencia en el acto de Gudelio Oliver, de UPyD. Al menos, a él no le falta educación cívica y política.
Pero hay más. Me da que no sólo no han valorado la importancia del convenio sobre el Palacio sino que están haciendo lo mismo con las importantes partidas de dinero que González Terol está consiguiendo del Banco de Santander o el hecho de que se haya incluído otra importante partida en los Presupuestos del Ayuntamiento para la rehabilitación del emblema histórico de Boadilla del Monte.
Incluso, también estoy convencido que tampoco han apreciado que el alcalde se haya comprometido a solicitar a la SGAE, como antigua gestora del edifico, que devuelva a su estado natural algunas zonas dañadas "gratuitamente" por los amiguetes de Teddy Bautista, aquel pájaro que convirtió la SGAE en su coto privado de caza y riqueza.
Claro que lo mismo la oposición está 'enfadita' porque esta Corporación vaya a recuperar el Palacio para disfrute de los boadillenses ya que ella lo quisiera para dedicarlo a otros fines menos populares. No quiero pensarlo. Aunque su no asistencia a la firma del convenio así me lo haga sospechar. Porque, en ese caso, que la ciudadanía se lo demande.
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El Fantasma de Don Luis
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